En el último semestre he tenido ocasión de tratar directamente con personas del Programa
REVALORA Perú, auspiciado por el Gobierno a través del Ministerio de Trabajo. Ello debido a que dicté el curso de Marketing y Ventas a raíz del convenio del sector con la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Mis alumnos, en su mayoría no profesionales universitarios que pisaban por primera vez en calidad de estudiantes la cuatricentenaria universidad más antigua de América, oscilaban entre los veinte y los cincuenta años. Se habían inscrito en el Programa REVALORA con la idea de insertarse laboralmente en el mercado ocupacional. Querían ser parte de la PEA del país.
Cuando inicié la primera sesión, usé la metáfora de Bob Buford acerca del “medio tiempo”. Les dije que ellos venían de jugar un primer tiempo (usé el futbol como metáfora) y que se encontraban en esos quince minutos de intermedio antes de retornar a la cancha para continuar con el segundo tiempo. Y los hice reflexionar en su futuro inmediato. En el hecho de que ya no había retorno.
Cada sesión era una mezcla de coaching, motivación y reflexiones sobre la vida inmediata en esta ciudad. Sobre sus valores, sus oportunidades, sus retos. Al transcurrir las sesiones, cada uno de ellos me confesaba su idea de ser independiente. Y mi plan era abrirles la mente y el corazón para que enfrenten con coraje su destino.
Sus mayores interrogantes giraban en torno a qué debían hacer para salir del nivel en que se encontraban. Es decir, con pocos ingresos económicos regulares o sin ningún ingreso económico fijo. “¿Qué negocio pongo?” me decían y se lo decían continuamente.”¿Cómo hago para ganar plata?”; “¿Qué es lo que debo de hacer?” se repetían.
Indudablemente lo que me comenzó a quedar claro era que no se conocían lo suficiente. No sabían cuáles eran sus potenciales. Y lo que me quedó muy claro es que necesitaban definir sus metas.
Aquí debo decir que esa constatación es un “handicap”, una rémora, un lastre, que cargamos en este lado del país, sino es en todo el país. No recibimos instrucciones acerca de hacer metas y menos cómo alcanzarlas. Ni en los niveles de estudios superiores, ni en el nivel básico. Y lamentablemente, tampoco en nuestros hogares.
Para que un niño se apropie del tema metas, se requiere que los padres sepan decirle que lo que desea puede alcanzarlo más tarde en base a una transacción. O sea, evitar decirle “no se puede” cuando el niño pide algo en ese momento inalcanzable. Ya sabemos que el continuo “no se puede” al que habitúan algunos padres sus pequeños los lleva a caminos de incertidumbre.
En la escuela sucede algo similar. Los profesores alentarán la perspectiva de las metas si establecen acuerdos con sus alumnos en plazos definidos y la obtención de lo que ellos desean. Esto significa que un escolar se lleve a su casa la última versión de la consola nintendo por sacar buenas notas.
Según los expertos en la MOTIVACIÓN DE ÉXITO, también llamada de LOGRO, esta se define como la necesidad de establecer metas realistas, persistir productivamente tras la conquista de esas metas, y exigirse excelencia en la evaluación de los resultados.
En la investigación acerca de la necesidad de logro, David McClelland el padre de este concepto, encontró que los grandes realizadores se diferencian de otros por su deseo de realizar mejor las cosas. Este tipo de persona busca dar soluciones a los problemas y gusta de saber si está mejorando o no. Les gusta entablar metas desafiantes y les molesta tener éxito por suerte. Es decir, prefieren el desafío de trabajar en un problema y cargar con la responsabilidad personal de su éxito o fracaso. Además, evitan las tareas no muy fáciles o muy difíciles. En otras palabras, al superar obstáculos, desean sentir que el resultado, su éxito o fracaso, depende de sus propias acciones.
Los grandes realizadores se desempeñan mejor cuando perciben que tienen una oportunidad de éxito del 50% y una de fracaso del 50%, pues así poseen una buena posibilidad de experimentar sentimientos de logro y satisfacción de sus esfuerzos.
La necesidad de tener éxito o de logro es un impulso por sobresalir, de luchar por tener éxito. Una persona con esta motivación antepone en sus actos el éxito por si mismo a desmedro de los premios; pues busca situaciones en las cuales pueda asumir responsabilidades y le disgusta el logro de méritos por azar.
Las personas con motivación de éxito
• Luchan por el logro personal más que los premios en si
• Sienten deseos de lograr algo mejor o más eficientemente
• Sienten deseos de hacer mejor las cosas
• Buscan situaciones para asumir la responsabilidad personal de solucionar problemas
• Necesitan recibir información inmediata sobre su rendimiento
• Saben establecer metas de dificultad moderada
• Evitan tareas fáciles o demasiados difíciles
• Las mismas probabilidades de éxito o fracaso les permite experimentar sentimientos de logro y satisfacción por los mismos esfuerzos
Curso taller: Aprenda a alcanzar el éxito
Se realizará el 19 de junio de 2:00 a 8:00 p.m. en el auditorio de la Escuela de Minas de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
