El gobierno chino está implementando una nueva política para migrar a cerca de 250 millones de residentes rurales hacia nuevas ciudades que, en algunos casos, aún no se empiezan a construir. La migración se llevará a cabo en un plazo de doce años y constituye uno de los eventos más importantes sociales, económicos e industriales que el país ha enfrentado y enfrentará en muchos años y que les traerá numerosos problemas.
El gobierno está reemplazando las pequeñas aldeas rurales con autopistas que pasarán encima de donde antes había cultivos, alterando definitivamente las vidas de quienes viven o vivían en esas zonas.
Esta política gubernamental cambiará sin duda la cara de China, hoy en día el Partido ha cambiado sus intereses y prioridades, con la intención primordial de encontrar una nueva fuente de crecimiento para una economía detenida que depende cada vez más de una clase consumidora.
Históricamente China ha sido hogar tanto de las aldeas más pequeñas como de grandes urbes tremendamente contaminadas y ejemplos de lo que no debe ocurrir en materia de urbanización. La meta de este plan de modernización es integrar por completo al 70 por ciento de su población, algo así como 900 millones de habitantes a vivir en ciudades para el año 2025. Al día de hoy solo la mitad de esa cantidad vive en ciudades.
Se planea un gasto público para poder lograr todo eso de 6,000 millones de dólares anuales, mismos que se utilizarán en la construcción de autopistas, hospitales, escuelas y centros comunitarios. Adicional a estas cantidades se necesitará mucho más dinero para educación, servicios de salud y pensiones para los ex campesinos.
Sin embargo estos enormes movimientos sociales ya han cobrado factura, pues el desempleo y otras aflicciones sociales también han surgido a partir de la re-ubicación. Mientras algunos se sienten con suerte por tener trabajos en donde ganan $150 dólares al mes (unos 450 soles aproximadamente) otros ven pasar los días y los meses mientras esperan una oportunidad en los billares y salas de videojuegos.
Evidentemente este plan gigantesco tiene numerosos detractores que ven en este experimento un enorme fracaso social. No solo será extremadamente costoso sino que se estará destruyendo una enorme tradición milenaria china, como es la rural. Pero mientras se terminan de afinar los detalles, lo cierto es que el plan está en marcha. Los campesinos han empezado a mudarse del campo a torres inmensas de departamentos en las ciudades. Y aunque se ha tratado de publicitar con gran ahínco la vida en la ciudad, con el confort y comodidades que ésta puede traer, lo cierto es que a los campesinos no parece atraerles nada de eso, pero no tienen opción alguna más que mudarse, pues ya no les es permitido vivir en su antigua tierra.
El principal motivo por el cual se está llevando a cabo esto es para cambiar la estructura económica de China, con un crecimiento basado en la demanda doméstica de productos en vez de basarse tanto en las exportaciones. En teoría las nuevas urbanizaciones representarán grandes oportunidades para las compañías de construcción, transporte público, servicios y fabricantes de electrodomésticos y por supuesto una ruptura absoluta con el ciclo de producción rural en donde solo se produce lo que se consume.
Lo que pasará solo podrá saberse con el tiempo, esperando que los efectos sociales no representen un deterioro inmenso para China.
Fuente: Fundación UNAM
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